domingo, 25 de octubre de 2015

El Estatuto de Gernika, una Ley incumplida



Ha finalizado la actividad parlamentaria de la décima legislatura de Cortes Generales. Una legislatura dura. Así la ha vivido la sociedad, especialmente los colectivos más débiles y vulnerables. Así la hemos vivido quienes nos hemos topado con un Partido Popular enrocado en su mayoría absoluta. Hace cuatro años recibieron un amplio respaldo y han cometido un grave error de interpretación. No han sido conscientes de que la sociedad les demandaba entendimiento y concertación ante la gravedad de la crisis y el desempleo. En lugar de acercar posturas y aplicar la generosidad, han utilizado su mayoría absoluta para imponer sus tesis y tensionar las relaciones. Han hecho un uso abusivo de su posición de fuerza y el resultado es que han dilapidado una legislatura en la que, ciertamente, han recibido “cinco avisos” que no han querido escuchar ni atender. 

Una de las heridas que ha abierto el Partido Popular ha sido la nefasta gestión del conflicto catalán. Es una opinión ampliamente compartida por todos los partidos de la oposición; por todos, sin excepción. Paradójicamente, la apertura del AVE Madrid – Barcelona  ha coincidido con un mayor distanciamiento y tensión en las relaciones. El Partido Popular ha querido llevar su estrategia de la cerrazón hasta el final y el último texto legislativo que debatimos en la Cámara Alta fue la Proposición de Ley para la reforma del Tribunal Constitucional. Una reforma que el PP ha impuesto y aprobado en solitario, desoyendo argumentos jurídicos, políticos e institucionales; redactada con el único objetivo de tratar de inhabilitar al President Mas. 

El argumento que ha utilizado Mariano Rajoy para ejecutar sus políticas en relación a Cataluña ha sido el “estricto cumplimiento de la ley” por parte de los poderes públicos. Un argumento que resulta una auténtica falacia leído precisamente un 25 de octubre en Euskadi. Hoy se cumplen 36 años de la aprobación en referéndum del Estatuto de Autonomía de Gernika. Una Ley Orgánica que el Gobierno español ha incumplido y sigue incumpliendo. Durante la presente legislatura hemos asistido a la evidente escalada de tensión con Cataluña, pero conviene dejar constancia de que la cerrazón del Gobierno Rajoy ante los ofrecimientos de diálogo y entendimiento del Gobierno Vasco alimentan también una tensión latente en Euskadi.

El Grupo Vasco en el Senado ha querido cerrar la presente legislatura con una propuesta constructiva, presentando un texto que posibilitase la reafirmación del cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika. Recabamos el apoyo de todos los Grupos, todos con una única excepción, precisamente el Partido Popular que habla de cumplimiento de la ley, pero es incapaz de aplicarla a esta Ley Orgánica que sigue incumplida.

El Estatuto de Gernika fue ratificado como pacto político.  De la interpretación conjunta del artículo 2 y la Disposición Transitoria Segunda de la Constitución, así como la Disposición Adicional del Estatuto, cabe sostener la naturaleza cuasi-constitucional del Estatuto de Gernika y la particularidad jurídico-constitucional del Autogobierno vasco. Ha sido el instrumento jurídico-político que ha permitido la institucionalización de Euskadi y, justo es expresarlo, ha posibilitado la articulación de la convivencia interna y con el Estado.

El problema es que, 36 años después, el Estatuto de Gernika sigue sin ser cumplido. ¿Cómo se entiende que en un Estado de Derecho sea el propio Ejecutivo central el que violente una y otra vez la ley? ¿Qué legitimidad tiene un Gobierno para exigir el cumplimiento de la ley cuando es el propio Gobierno quien la incumple? Estos incumplimientos son relevantes y en el último debate citado utilicé dos ejemplos de clara actualidad. Así, el artículo 18.2 del Estatuto atribuye a Euskadi la competencia de la “gestión del régimen económico de la Seguridad Social”. También corresponde a la Comunidad Autónoma del País Vasco la ejecución de la legislación en materia penitenciaria. Dos claros ejemplos de incumplimiento legislativo. Hay más, porque son en total 32 las competencias pendientes de transferir de forma completa o parcial.

Hoy Euskadi se topa con la cerrazón del Gobierno español. Se ha degradado el contenido y la naturaleza del pacto político estatutario. Por eso demandamos continuamente la recuperación del espíritu de pacto que comporta el mutuo reconocimiento y la bilateralidad con garantías de cumplimiento de lo acordado. El Estatuto de Gernika es una Ley Orgánica, refrendada por la ciudanía vasca que debe ser cumplida. No hacerlo, hacer ostentación de su incumplimiento, proceder a la invasión legislativa, promover la recentralización, supone cuestionar el Autogobierno vasco y deriva en desafección y distancia.

La presente legislatura ha sido dilapidada por el Gobierno de la mayoría absoluta del Partido Popular, pero el nuevo tiempo en Euskadi sigue llamando a la puerta. En estos momentos hay constituida una Ponencia de Autogobierno en el Parlamento Vasco. En la misma se ha hablado de las diferentes visiones que conviven en una Euskadi plural con respecto a la arquitectura institucional. Una reflexión abierta y un gran momento para aplicar la altura de miras y la generosidad en la definición del futuro político para Euskadi. Nuestro Grupo, tanto en el Congreso como en el Senado, ha mantenido la mano tendida durante toda la legislatura. El Lehendakari, una y otra vez, ha tendido la mano al Presidente Rajoy. Nada. Silencio. El Ejecutivo central ha desperdiciado toda una legislatura en su relación con Euskadi. Lo mejor es que esta termina y pronto comenzará una nueva. Nuestra voluntad seguirá siendo la misma, esperamos que  el mensaje del Lehendakari Iñigo Urkullu sea atendido, porque ciertamente la política necesita de los cuatro elementos básicos que plantea: diálogo sincero y respetuoso; negociación leal; acuerdo como fruto de lo anterior; ratificación de la ciudadanía y respeto. Es la propuesta política de un método de trabajo compartido, y obviarla y desatenderla nos alejará de la solución; tanto en Euskadi como en Cataluña.