jueves, 8 de septiembre de 2016

Candidato desde Madrid
Ayer, prácticamente a la misma hora, tanto el Lehendakari Iñigo Urkullu como el candidato del Partido Popular presentaban sus respectivos programas de cara a las elecciones vascas.
Resultaba sintomático un pequeño matiz; mientras el Lehendakari presentaba sus propuestas en Vitoria-Gasteiz, Alfonso Alonso lo hacía en Madrid. Rodeado de la numerosa clá popular en la capital de España. Ya en el pleno de investidura fallido de la semana pasada llamó mi atención que Alonso estuviese en el Congreso de los Diputados durante las sesiones del 30 y 31 de agosto, porque a un candidato a Lehendakari me lo imagino recorriendo las calles de los pueblos y barrios de Euskadi, y no en la Carrera de San Jerónimo.
Creo no equivocarme si señalo que en ese programa presentado en Madrid no habrá figurado la ampliación hasta las 24 horas del horario del aeropuerto de Foronda; el problema existente con Garoña no habrá sido ni siquiera comentado; qué decir de Treviño: nada. Ni siquiera habrá hablado del Tren de Alta Velocidad, de cómo en Galicia ha visto acelerada su ejecución, pero no creo que haya pedido el mismo trato para Euskadi, ni habrá citado nada acerca de su soterramiento en Vitoria-Gasteiz.
Esa es una de las grandes diferencias entre el Lehendakari Iñigo Urkullu y el candidato popular Alfonso Alonso: uno piensa en blanco, verde y rojo, y el otro en rojo y gualda. Uno sueña con Euskadi y su futuro, el otro en volver a ser ministro y olvidarse de Euskadi como lo hizo anteriormente.
De los candidatos y adversarios políticos que tuvo el Lehendakari Urkullu en 2012, hoy ninguno de ellos está en el Parlamento Vasco. Todos se han ido. ¿Qué significa? Que no sueñan con Euskadi. Quieren estar sin ser. Pero para estar hay que sentir, comprometerse con Euskadi y comprometerse con las personas de Euskadi. Esa es la diferencia. El Lehendakari Iñigo Urkullu en Vitoria-Gasteiz. Alfonso Alonso en Madrid.


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